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Que no sea para siempre

Actualizado: 7 nov 2021

2021

Instalación

240cm altura x 200 cm x 200cm.

Mi propuesta artística trata el tema de la relación del ser humano con la tecnología y como ésta al transcurrir de los días se vuelve más fuerte, al punto en que nos hemos convertido en seres dependientes a la interconexión que brindan los nuevos avances tecnológicos.

La obra es una instalación artística (altura 240 cm x ancho 200 cm x profundidad 200 cm) que consistente en cinco esculturas de corazones humanos de aproximadamente 18 x 11 x 12,5 cm cada uno, modelados de manera realista utilizando plastilina; estos contienen dispositivos tecnológicos como cables, puertos y cargadores con sus respectivas conexiones cuya función es generar la idea de una hibridación orgánico-tecnológica.

Las esculturas se presentan colgadas del techo a diferentes alturas y distancias entre sí utilizando cadenas que representan la esclavitud tecnológica a la que la humanidad en estos tiempos se está viendo sometida.

Los corazones se encuentran conectados entre sí con diferentes tipos de cables que manifiestan las nuevas conexiones interpersonales y como por distintos factores, siguen siendo unas más fuertes que otras. El modelado de los corazones es realizado de manera realista con plastilina, mientras las principales venas y arterias son formadas con diferentes tipos de cables y posteriormente ensambladas a las esculturas.

En un espacio cercano a las esculturas, presento directamente sobre la pared los bocetos, dibujos, fotografías e intervenciones que hicieron parte de mi proceso creativo e investigativo.

Nuestro sistema de relaciones se ha visto afectado al punto girar en torno al vínculo que la tecnología crea con las demás personas, y que en estos tiempos en los que el mundo entero está atravesando una pandemia que exige la permanencia en casa, la utilización de medios digitales y dispositivos electrónicos se han tornado parte de nuestra rutina diaria y centro de la comunicación con otros.


Con esta obra pretendo cuestionar la dependencia tecnológica en la que se han visto envueltos los seres humanos y que por la situación actual del mundo tomó una posición vital de interconexión, así como hacer un llamado a reflexionar sobre las consecuencias que estas conexiones pueden traer a las relaciones con otros y a decidir que una vez la situación pandémica concluya, la etapa de las conexiones netamente digitales no sea para siempre.

Esta intención de generar conciencia sobre el papel que se le ha atribuido a la tecnología en la sociedad actual, se ratifica aún más en mi proceso de investigación, cuando descubro como estos comportamientos dependientes a la tecnología pueden tornarse, con un indebido uso, adictivos; trayendo como consecuencia una dependencia total y vital en la salud, desarrollo y relaciones de los seres humanos.

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